La Barceloneta. Un poco de historia de un excepcional balcón al mar

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El barrio se asentó sobre los terrenos ganados al mar desde el siglo XV, en el que se construyó el espigón del puerto (1474) y se generó una sedimentación lenta de tierras y arenas procedentes del Besòs y del litoral adyacente en torno a la isla de Maians, situada aproximadamente donde se encuentran las instalaciones de la estación de Francia.

El precedente más inmediato de construcción del barrio es el proyecto del capitán general marqués de Castel-Rodrigo, que el 3 de octubre de 1718 determinó la creación del barrio de la Playa, con el fin de alojar a los ciudadanos que habían visto derribadas sus casas con motivo de la construcción de la Ciudadela en la Ribera. Este proyecto se encargó al ingeniero militar Pròsper Verboom.

Un proyecto para un barrio emblemático

En el proyecto se preveía una amplia urbanización de esquema octogonal, compuesta por quince calles paralelas al puerto, de 7,5 metros de anchura, cruzadas por otras tres transversales, de 9,3 metros. Las casas, de planta baja y un piso, destinadas, en principio, a una sola familia y en régimen de propiedad, eran uniformes en cuanto a las dimensiones (8,4 por 8,4 metros), materiales, distribución y decoración externa. Estaban alineadas en manzanas rectangulares extremadamente alargadas y estrechas.

Hasta mediados del siglo XIX, las actividades de los habitantes de la Barceloneta se relacionaban esencialmente con el mar: la pesca, las actividades portuarias, la construcción de barcos de vela y la fabricación y venta de los aparejos. A partir de mediados del siglo XX, se implantaron en el barrio otros sectores industriales. Se trataba, sobre todo, de talleres de carpintería, construcción de muebles e imprentas, pequeñas fábricas de productos químicos, talleres de joyería y relojería, talleres de confección, etcétera. Las grandes naves se sustituyeron por pequeños talleres donde se desarrollaban las especialidades más diversas.

Los populares chiringuitos de la Barceloneta

Las primeras casas de comidas de la playa de la Barceloneta tienen su origen a finales del siglo XIX. Muchos pescadores aprovechaban parte de sus capturas para cocinarlas y servir comidas. El boom de los primeros restaurantes de la Barceloneta, en primera línea de mar, se consolida a partir de la post-guerra. Tenían terrazas con tarimas sobre la playa o sencillamente fijaban las mesas directamente en la arena de la playa. Ir a comer marisco y paella a la Barceloneta paso a formar parte imprescindible del circuito turístico de Barcelona y también se consolido como un espacio muy típico y propio de las costumbres de los barceloneses: Comer una paella en la Barceloneta.

Antiguos Chiringuitos de la Barceloneta

Desde el derribo de las murallas de Barcelona y, especialmente, con la creación de dos líneas de tranvía que enlazaban el centro de la ciudad con los baños, la Barceloneta industrial y portuaria se transformó, también, en el balneario de la ciudad. De ahí empezó la manifiesta terciarización de los servicios de finales del siglo XX (hostelería, ocio, etcétera).